domingo, 2 de noviembre de 2014

Hasta siempre.


Volví a abrir el cajón y encontré su carta, aquella que me había destrozado cuando la leí, y todavía seguía torturándome. Una vez más empecé a leerla, no debía por mi propio bien, pero era tal la necesidad de volver a sentir sus palabras de nuevo, que todo lo demás no me importaba.

'Hola pequeña,

La verdad es que se me hace muy difícil escribirte esto, y seguramente cuando termines de leer esta carta pensarás que soy un gilipollas, y que no tenía derecho a hacerte esto. Lo soy, y no sabes cuanto. Sé que da igual lo que te diga, no podré evitar que llores por mi culpa, que pases miles de noches en vela preguntándote por qué me he ido, y me siento un completo imbécil, porque no te mereces toda esta mierda, no te merezco. Pero necesito alejarme, no puedo seguir a tu lado, tarde o temprano terminaré haciéndote daño y no me lo perdonaría. Te mereces a alguien mejor en tu vida, alguien que sepa hacerte feliz de verdad, y yo tan solo soy algo pasajero. Por eso me voy, y esta vez para no volver. Me gustaría poder decir 'hasta pronto', pero me temo que esto es un 'hasta siempre'; una vez que coja el tren no habrá vuelta atrás. Espero que algún día puedas perdonarme por todo, y te deseo que encuentres a esa persona que te merezca por completo.

                    Te quiero, no lo olvides.'


No puedo, no soy tan fuerte como para evitar que las lágrimas no salgan, es imposible. Aún no alcanzo a comprender que ya no esté conmigo, pensaba que le importaba más que cualquier cosa, pero cuando alguien te importa no te vas, te quedas a luchar por esa persona hasta las últimas consecuencias. Y ahora me estoy dando cuenta de que para él sólo fui una batalla más de otras tantas, que yo no era la chica por la que se dejaría la piel.


No hay comentarios:

Publicar un comentario